Carta a otra novia del Covid

Querida novia del Covid:

Te entiendo, te comprendo, te apoyo y te animo. Yo también soy una novia del Covid, por lo que, quiero hablarte de tú a tú, con confianza, cercanía y cariño. Da igual que no nos conozcamos en persona porque siento que estamos cerca de algún modo. Es esa extraña conexión que se tiene con aquellos que han pasado por lo mismo.

Unidas por una situación común: la de haber tenido que ver cómo el que se supone iba a ser el día más feliz de nuestra vida pasara por delante de nuestros ojos, sin que pudiéramos celebrarlo y sin poder hacer nada por evitarlo.

Creo que solo entre nosotras podemos entendernos y saber por todo lo que hemos pasado durante estos meses de nervios, angustia e incertidumbre.

Pero la carta de hoy no pretende echar la vista atrás. Todo lo contrario. Con estas líneas quiero animarte, porque creo que ya falta muy poco para que podamos celebrar nuestra boda deseada como merecemos. Con los nuestros y en mejores condiciones.

La vacunación permitirá el control mayoritario del virus, por lo que, poco a poco, recobraremos nuestra vida, nuestros eventos, y, sobre todo, el día D, ese con el que tanto tiempo hemos soñado, y que el Covid paralizó.

No sé si estarás de acuerdo conmigo, pero así como los primeros meses pasaron lentos, desde que ha empezado 2021 siento como que todo avanza mucho más deprisa. Ya casi, sin darnos cuenta, nos hemos instalado en la nueva temporada de bodas, que se espera que venga repleta de “si, quieros”. Los que ya lo han hecho nos dicen que son incluso más especiales que nunca. Las ganas e ilusión de familiares y amigos están más presentes, según nos trasladan. Todos tienen ganas de verse, de reunirse, de charlar, de cantar, de reír, de emocionarse…

El miedo al virus (aunque todavía existe), poco a poco, está dejando paso a las ganas por ir cobrando la vida, los planes, siempre con prudencia, responsabilidad y cumpliendo las normas. Pero si hemos observado como nuestros invitados están más seguros que nunca de acompañarnos en nuestro día. Nos transmiten las grandes expectativas que tienen puestas en ese día, del que tanto tiempo han oído hablar.

Y es que dos años dan para mucho. Ese es el tiempo que tú también seguramente has vivido entre la pedida de mano y la celebración de tu boda. ¡me parece hasta mentira! La de cosas que nos han pasado a todos en este tiempo. Y es que ya no somos los mismos, nuestros gustos han cambiado, nuestras necesidades también. Y sobre, todo, nuestras prioridades.

La mía siempre fue el amor, la familia y la salud de todos ellos. Pero ahora más que nunca siento que cosas adicionales han pasado a un segundo plano.

Con esta carta, quiero transmitirte todo ese feedback que el blog me ha permitido recibir. A diario me escriben novias en nuestra misma situación, que me indican qué día tenían previsto casarse y en qué fecha lo harán finalmente. También otras muchas me piden opinión sobre su boda, que las recomiende proveedores sobre diferentes partidas, etc.

A todas ellas siempre las he dicho lo mismo. Ninguna persona puede aconsejaros y recomendaros qué es mejor: si seguir postponiendo o celebrar. Cada situación es diferente, cada uno tiene sus prioridades y sabe qué es lo que espera de ese día. Eso es lo que hará que se tome una u otra decisión, no la opinión del resto.

Yo, por mi parte, lo tengo claro. No quiero seguir postergando ese día, por lo que seguimos adelante con nuestra fecha: el próximo 14 de agosto. Estamos muy animados y tenemos muchas ganas e ilusión.

Foto: BodayArte

El próximo mes de mayo (esperemos) finalice el Estado de Alarma y con él, tendremos más claro el escenario al que enfrentarnos en las bodas esta temporada. Esperamos que haya menos limitaciones sobre movilidad para que nuestros seres queridos puedan acceder desde otras comunidades y países. Pero, sobre todo, deseamos que las personas mayores y más vulnerables puedan estar vacunados para entonces. Eso facilitará mucho las cosas, hará que estemos todos más tranquilos.

Estoy segura que pronto disfrutarás, disfrutaremos de esas bodas tan deseadas.  

Un abrazo,

Beatriz.

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