En septiembre de 2019 comenzamos con la organización de nuestra boda. Me parece interesante hacer una cronología detallada por meses, que refleje cómo fue nuestro proceso personal, ya que quizá el planteamiento inicial le pueda servir de guía a alguna otra pareja que esté pensando casarse próximamente (eso sí, espero que sin la parte del “aplazamiento”).
Aunque cada evento es diferente y cada pareja se organiza y lo planifica de una forma, creo que nuestro orden se corresponde con un orden más o menos normal y lógico de cómo suele hacerse. Salvo por los meses de vacío durante el confinamiento y el posterior desenlace, que debería haber sido en circunstancias normales la celebración de la boda.
Hay que tener en cuenta que esta planificación es la de una boda organizada desde Madrid, por lo que los tiempos los marcaba la vorágine de la cuidad, el elevado número de bodas y la necesidad de reservar proveedores para evitar quedarte sin ellos. Es evidente que en otras ciudades, el timing sería otro.
Septiembre: Comenzamos con la búsqueda de lo más importante y lo que determina cómo va a ser el evento: el espacio. Tanto la finca como la Ermita (en nuestro caso). La verdad es que fue “amor a primera vista” y desde que lo vimos, tuvimos claro que era nuestro sitio. Durante este mes, también comencé a mirar atelier para mi vestido de novia y elegir con quien quería hacérmelo.
Octubre: Tuve la primera prueba de vestido para tomar medidas y definir ideas. También empezamos a mirar el diseño de las invitaciones.
Noviembre: Conocimos a nuestro fotógrafo y contratamos sus servicios. También nos reunimos con los proveedores de luces y sonido para vernos en persona y definir ideas. Además, creamos una página web de la boda para colgar toda la información y que los invitados tuvieran en ella todas las actualizaciones y novedades.
Diciembre: En Navidad, empezamos a repartir las invitaciones, que se sucedieron a lo largo de los meses, a medida que íbamos coincidiendo con familiares y amigos. Además nos reunimos con la diseñadora de flores para conocernos y poner en común opiniones.
Enero: Realizamos la prueba de menú acompañados de nuestros padres, que también conocieron la finca. La verdad es que a mucha gente le resultaba raro hacer este trámite con tanta antelación, pero cada vez más funciona así y este almuerzo se hace con mucho margen, ya que hay bodas durante todo el año y son muchas las parejas que se casan. Fue un momento especial, en el que disfrutamos mucho del almuerzo y la sobremesa. En nuestro caso, hubo bastante consenso en la selección de todos los platos. ¡Recuerda esto porque te será útil para no terminar indigesto: a esta prueba no se va a comer, sino a degustar!
Febrero: Asistimos al cursillo prematrimonial y realicé la primera prueba de vestido. También gestionamos algunos trámites burocráticos para la ceremonia religiosa, que no pueden hacerse hasta que no faltan 6 meses para la celebración.
Marzo, abril, mayo: estos meses, que se correspondían a la fase 2 de parón de la que os hablé en el post anterior, fueron bastante complicados por el confinamiento y el miedo provocado por la pandemia. Fue raro tener más tiempo que nunca, al estar en casa, y no poder invertirlo en el proyecto que más deseas: la boda. Todo el país estaba parado y, con ello, también los proveedores. Era frustrante ver cómo iban pasando las semanas, no se avanzada y se caían todas las citas agendadas sin poder hacer nada para evitarlo. Recuerdo estos meses en los que los sentimientos estaban a flor de piel y el miedo, la angustia e incertidumbre se presentaban ante nosotros cada día.
Finales de junio: comunicamos a nuestros invitados el aplazamiento de la boda. Intentamos esperar el máximo tiempo posible para hacerlo, ya que no queríamos precipitarnos porque no iba a haber vuelta atrás. Hicimos un análisis de la situación con los “pros” y “contras” tanto sobre seguir adelante como de aplazar. También enviamos un mensaje sondeando a familiares y amigos para saber sus sensaciones y cómo se iban a sentir ese día. Finalmente, pensamos que lo más responsable y prudente era esperar al próximo año. Y así hicimos.
Julio y agosto: en general, este año ha sido un verano atípico para todos por razones obvias. Planes que no se han podido hacer, otros que se han tenido que modificar y ajustar. Si la situación hubiera sido normal, en estos meses hubiéramos estado expectantes esperando la llegada del gran día y ultimando detalles. Si hubiéramos decidido seguir adelante con la fecha, en estos momentos, viviríamos pegados a los medios de comunicación para saber cómo evolucionan los rebrotes. Pero en nuestro caso, hemos disfrutado de unos meses estivales tranquilos sin presión, rodeados de familia y amigos y con la seguridad de haber hecho lo correcto.
29 de agosto (Día “D”): sabíamos que la llegada de la que tenía que haber sido (pero no fue) nuestra boda sería triste, por lo que decidimos rodearnos del apoyo y cariño de los nuestros en una comida familiar. Era un día para estar arropados y sentir el calor de la gente que nos quiere bien. Y la verdad es que fue un acierto disfrutar con ellos de esta “no boda”.
Y tú, ¿cómo has vivido estos meses? Déjanos tu respuesta en comentarios.
Querida Beatriz, tu sabes que nuestro caso es un tanto diferente.
Por ejemplo:
La forma de pedir matrimonio, por whats app, la chica al chico, sin haber hablado de boda antes ( cuando había salido el tema e alguna reunión familiar, habíamos dicho que estábamos muy bien de novios, que no había prisa….) y de repente , petición de mano por whats app !!
La comunicación a la familia: pensaban que era una broma , que estábamos de cachondeo , como siempre.
Los preparativos versión super rápida. Petición de mano en diciembre, boda en junio.
La fecha de la celebración estaba en función de la disponibilidad de los invitados, muy poquitos, muy íntimo, la familia . Iba a coincidir con nuestro sexto aniversario el 6 de junio
El sitio para celebrarlo no había duda. Donde se celebran las reuniones familiares siempre. Donde hemos disfrutado tanto siempre comiendo, bailando, riendo …
El vestido de novia. Salí a ver tiendas un día, no me gustaba nada de lo que me ofrecían y compré una tela preciosa de flores en 3 dimensiones para confeccionar yo misma el vestido. Tarea pendiente a fecha de hoy.
El viaje de novios iba a ser familiar de puertas abiertas con diferentes opciones. Al final no se animó nadie (menos mal porque con los problemas de devolución de dinero entregado y demás habría supuesto un disgusto ) . Nosotros contratamos un crucero maravilloso desde Venecia por las islas griegas que intentamos cancelar y todavía estamos reclamando el dinero entregado.
Y ahora estamos en modo pausa. Esperando que lleguen tiempos mejores para todo y poder celebrar ese día tan especial .
Hay que aclarar que ya estamos casados . El 6 de marzo firmamos el matrimonio ante notario. Solo nos queda la celebración que es la mejor parte.
Creo que tienes que preguntar a tu tio Jesús que se siente cuando te piden matrimonio por sorpresa en un mensaje de whats app. Es un pregunta un tanto rara, no ??
Besazos para ti Beatriz y para todos tus lectores
Hola Pilar. Gracias por tu comentario y contar tu historia. La verdad es que lo bonito de todo esto es que cada pareja tiene una historia detrás, suya, única y especial. Me alegra que hayas compartido la tuya que refleja muy bien como tu dices que cada vez hay menos convencionalismos y que las cosas pueden hacerse de forma diferente. Que seáis muy felices. Un beso fuerte!