Hoy os lanzamos una pregunta interesante a todas esas parejas que ya os habéis casado o a aquellas que vais a hacerlo. Y es: ¿tenéis clara la “playlist” de vuestra boda o no termináis de decidiros del todo?
Reconozco que es un tema al que se da muchas vueltas. Sobre todo, los novios del Covid que hemos esperado 2 años para celebrar nuestro día. Los gustos, estados de ánimo y percepciones van cambiando, por lo que decidirse no es tarea fácil.
Nosotros optamos por una selección musical que nos representara y reflejara nuestra personalidad y gusto. También quisimos que hubiera variedad y elegir estilos diferentes, que encajaran con los diferentes momentos. La verdad es que estuvimos muy alineados y de acuerdo en todo momento con ellas:
David eligió el tema de Guns N’ Roses – Sweet Child O’ Mine (Cover by Jasmine Thompson) para su entrada a la Ermita del brazo de su madre y madrina, Yoli. Una versión lírica de esta canción rockera, que habla de la infancia y de ese primer amor, y que representaba nuestra historia. Sin duda, fue uno de los momentos más emotivos.
Por mi parte, tenía claro que quería llegar al altar con la pieza A Thousand Years de Christina Perri porque siempre me ha parecido una melodía muy apropiada y emotiva para una boda, tanto como entrada de la novia, como para baile nupcial. Asi que opté por ella para la llegar a la ceremonia del brazo de mi padre y padrino, Mario. ¡Un paseo al altar que permanecerá para siempre en mi recuerdo!
Para salir de la ceremonia optamos por Now we are free, la banda sonora de la película de Gladiator, que nos gustaba para este momento, en el que los novios se sienten plenos, felices y pletóricos. Sobre todo, después de lo vivido y lo que mucho que costó llegar hasta ahí.
Para el cóctel no tuvimos que escoger canciones como hilo musical, sino que elegimos contar con música en directo, de manos de Los Dórlando de Cuba, de los que ya os hemos hablado anteriormente en este post, dedicado a ellos y a su arte y talento. ¡Gracias una vez más por poner a bailar a todos nuestros invitados con esa gracia y magia cubanas!
La entrada al almuerzo la hicimos bailando, saltando y gozando con este exitazo de Avicii y su canción Without You. Un tema que no deja indiferente a nadie por sus cambios de ritmo y el buen rollo que transmite. Algo que pudimos ver reflejado también en la cara de nuestros invitados, que nos recibieron super contentos y motivados.
Para la entrega de ramos a las mujeres de nuestra vida (madres, hermanas, abuela y prima) elegimos la alegría y el son de Juan Luis Guerra, con un tema que nos parecía muy apropiado por razones obvias y que se llama A pedir su mano. A pesar de no ser excesivamente conocido, a la gente le encantó el ritmo y lo pegadizo que resultaba. ¡Y es que Juan Luis Guerra gusta a todo el mundo!
A los hombres de nuestra vida, les sorprendimos con un detalle (unas botellas Premium de ron, su bebida favorita). Para hacerles entrega de estas, seleccionamos un tema que ambos conocieran, que fuera atemporal y que no pase nunca de moda, como es este de Barry White, que se llama You’re The First, The Last, My Everything. ¡Todo un acierto porque tiene mucha marcha y rollo! Además de forma totalmente improvisada los 4 nos terminamos marcando unos pasos de baile totalmente espontáneos.
Después de la cena y las respectivas sorpresas, dio comienzo la fiesta con nuestro baile a ritmo de September de Earth, Wind & Fire. Descartamos el tradicional vals y quisimos hacer algo más original y diferente, escogiendo una canción más festiva y alegre, que representara ese espíritu festivo y disfrutón que ambos tenemos.
Para la primera canción tras nuestro baile, escogimos un tema que todo el mundo conoce y que invita al baile: Suavemente de Elvis Crespo. Perfecta para “invitar” a los asistentes a mover la cadera y lanzarse a la pista.
¡Y es que… qué importante resulta la música para transmitir sentimientos y emociones! Desde aquí, os aconsejamos que elijáis con la cabeza… y también con el corazón.