Uno de los aspectos más importantes y de mayor peso en las bodas es el catering elegido tanto para el cóctel como para el almuerzo y cena. Gran parte del éxito para nuestros invitados dependerá de este punto.
Por eso nos parece interesante ofreceros una serie de consejos y obervaciones, que a priori pueden parecer muy básicos y genéricos, pero que no queremos que se olviden. Y es que, a lo largo de los años, hemos detectado que no siempre se cumplen y creemos que son un acierto total por el feedback que tenemos por la experiencia en el sector bodas.
Para el cóctel
¡El jamón siempre bueno!
Como en cualquier evento, el cortador de jamón es un ritual básico con el que debemos contar para nuestro gran día. El jamón gusta a casi todo el mundo (por no decir a todos): niños y adultos. Ya no es solo el jamón en sí (que también) sino la excelencia y maestría de ver todo el proceso de cortado y servido. Toda una experiencia gastronómica para los sentidos. Eso sí, aquí no hay que jugársela y la calidad de la pieza es fundamental para el éxito.
Una tabla de quesos siempre resulta irresistible
Junto al jamón y las croquetas, es un básico que creemos que debe estar sí o sí. Son muchos los amantes del queso, que adoran tener ante sus ojos toda una mesa repleta de variedades que probar y con las que deleitar el paladar. La colocación de quesos en una mesa o bandeja es un arte. Nos encanta ver estas propuestas junto a unas, frutos secos y mermeladas. ¡Una delicia!
Mezcla de tradición con innovación, una máxima que siempre funciona
Para el cóctel recomendamos que haya mucha variedad para hacerlo entretenido y dinámico y agradar a la mayor parte de la gente, a los que les gusta probar un poco de todo y encontrar muchas propuestas diferentes. Es momento de combinar bocados más tradicionales y atemporales, como croquetas, rissotos… con otro tipo de pinchos más elaborados e internacionales.
Para el almuerzo o cena
Un entrante adaptado a la temporada y estación
Creemos que siempre es un acierto apostar por productos de temporada, que dan ese toque apropiado de la estación en la que nos encontramos. Hacerlo en el primer plato que tomemos sentados sería una excelente idea. Por ejemplo, para bodas de verano recomendamos elegir una ensalada, un mosaico, gazpacho o salmorejo por ser frescos y ligeros. Por su parte, para una boda de otoño o invierno apostaríamos por sopas o cremas, que se sirven calientes y resultan nutritivas y reponedoras. Propuestas que pueden parecer simples pero que no lo son, ya que son recetas más innovadoras, que integran otro tipo de ingredientes para dar “el toque”, ese punto diferenciador.
No innovar con el plato principal
Muchas parejas se la juegan mucho con la elección del plato principal y nos parece un riesgo innecesario, que no conviene correr. No hay necesidad. Además, como decíamos antes, gran parte de nuestros invitados juzgarán la totalidad de la boda por cómo han comido. Los platos principales que a día de hoy más triunfan en los menús de boda siguen siendo las carnes de buey o de ternera. Pero cada vez hay más caterings que se empeñan en convencer a los novios de que apuesten por aves (como la pularda, el picantón o el pitu de Caleya) y caza (como el jabalí, el corzo o el venado). Personalmente, para un plato de carne optaría por solomillo de ternera, una pieza que suele gustar de forma mayoritaria y con la que evitas jugártela, eso sí, tiene que ser de excelente calidad, sino es mejor optar por otro plato.
Para sorprender está el sorbete y el postre
Así como no innovaríamos con el plato principal, si somos de los que gusta “arriesgar” y ofrecer algo distinto y menos manido en otro tipo de momentos, como el sorbete y el postre. Cada día hay más propuestas diferentes y ricas en este sentido (tanto por sabores como por la combinación de ingredientes, nuevos formatos…), que dejarán un gran sabor de boca a los nuestros, y que serán ese colofón excelente, que marque la diferencia.
¿Qué os parecen estos consejos? ¿Estáis de acuerdo con ellos? Os leemos.